A veces resulta complicado escoger si iniciar una nueva actividad como autónomo o como sociedad cuando has decidido empezar un negocio, y es un factor decisivo para hacer previsiones en materia de cálculos financieros, porque la tributación que se aplica es muy diferente.
La cuestión más importante hay que tomar esta decisión es valorar si la actividad se realizará de forma individual o si se prevé la colaboración por parte de algún socio. Si la respuesta es la segunda, lo más factible se constituirse en Sociedad Limitada, puesto que es la más flexible para que puedan entrar o salir socios. Si bien es cierto que existen las Sociedades Civiles Privadas (SCP), que son una especie de asociación entre autónomos, el reciente cambio legislativo ha hecho que tengan un tratamiento fiscal casi idéntico a las Sociedades Limitadas pero con el inconveniente de no tener la responsabilidad limitada en el capital social aportado. En algunos casos puede convenir esta forma jurídica, pero vale la pena valorar si es mejor una S.L de toda la vida.
El tema de la limitación de la responsabilidad nos lleva a la siguiente cuestión, el negocio que quieres montar tiene un alto riesgo o requiere mucha inversión o hay posibilidad de clientes que no paguen? Sí es así, definitivamente la mejor opción es una Sociedad Limitada, porque como autónomo asumirás personalmente todo el riesgo, y responderás con tu patrimonio en caso de que el negocio no vaya bien.
La imagen que se quiera dar de cara a clientes y/o inversores también es importante, porque una sociedad siempre da más imagen de empresa, y si se trata de conseguir inversores o socios que aporten capital es mucho más sencillo.
Otro punto a tener en cuenta es la previsión de ingresos y la situación personal de cada uno, puesto que los impuestos que tendrás que pagar por los beneficios como autónomo irán imputados directamente sobre el IRPF y el porcentaje a pagar dependerá de los ingresos y las deducciones que cada cual tenga. En cambio, en una sociedad el porcentaje será siempre el mismo. Por lo tanto, si se prevén ingresos muy elevados es preferible optar por una sociedad.
Así pues, no hay una respuesta correcta para esta pregunta, pues dependerá de muchos factores que se tendrán que valorar en cada caso.
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