LA TERCERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL YA HA EMPEZADO Y CONVIENE QUE LA SIGAMOS DE CERCA.
No hace falta ser muy lumbreras para caer en la cuenta de que nos encontramos en el principio de un gran proceso de transformación no exento de dolor. Ya se sabe por aquello de que no hay mal que por bien no venga. Es una grotesca escena parecida a la que plasmó en el lienzo “La letra con sangre entra” el genio Francisco Goya. Estamos en ese momento dónde muchas ideas han quedado obsoletas y están siendo sustituidas por otras nuevas. A pesar de los intentos de frenar este proceso, bien sea por el miedo a lo desconocido por parte de algunos, o bien sea para intentar salvar los muebles por parte de otros. Lo cierto es que esperamos que la luz de la razón se acabe imponiendo. De hecho, este proceso que se ha iniciado ya no tiene freno, y al final nos renovamos o morimos.
Los paradigmas y dogmas que hasta ahora funcionaban ya no lo hacen. Podríamos decir que como otras veces ha pasado, nos encontramos sumidos en una especie de tercera revolución industrial. Las transformaciones económicas suelen ocurrir al converger las nuevas tecnologías de la comunicación con los nuevos sistemas de energía. La comunicación es la base en la gestión y organización humana, y la conjunción de las nuevas tecnologías de comunicación con las energéticas es el principal avance del siglo XXI.
Este salto evolutivo se basa en los siguientes factores y pilares fundamentales:
- Las nuevas formas de información y comunicación en la era digital.
- El cambio a energía eléctrica renovable, eficiente, sostenible, y asequible.
- La automatización de los procesos, robótica, e, inteligencia artificial.
- Los nuevos descubrimientos y avances en biotecnología.
En la tercera revolución digital, estos factores serán los que, combinados, incrementarán la capacidad humana para producir bienes y servicios. Estos bienes y servicios una vez terminados aumentarán la riqueza. Finalmente, esa riqueza nos permitirá avanzar y seguir investigando en busca de nuevos descubrimientos.
EL PRIMER FACTOR, LAS NUEVAS FORMAS DE INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN QUE EVOLUCIONAN TAN RÁPIDO QUE INCLUSO SON DIFÍCILES DE ASIMILAR.
Se nos ocurren muchos ejemplos, pero creemos que sobran explicaciones para cualquier nativo en la era digital: podemos encontrar periódicos digitales, banca en nuestro teléfono inteligente, información gratuita y libre, redes sociales, comprar y vender por internet en cualquier parte del mundo, recibir facturas sin papel, monedas electrónicas, estudiar en la universidad virtual, ver la televisión, realizar videoconferencias con alguien de Taiwán, reservar vuelo y hotel, etc.
Parece evidente que la forma como nos comunicamos y recibimos la información ha cambiado y mucho. Nos da la sensación que lo que empieza en el mundo de las ideas, acaba teniendo su repercusión en el mundo material al más puro estilo Julio Verniano. La red de redes cambió el mundo de las ideas de muchas personas, y eso tiene su repercusión en nuestro mundo material. La información circula libremente y muy rápido a lo largo de todo el mundo, este hecho nos hace tomar más conciencia que nunca de que somos una humanidad y podemos colaborar entre nosotros. Evidentemente estos cambios como otras veces en la historia han provocado una revolución en otros ámbitos. Las empresas cada vez tienden a ser menos jerárquicas y más transversales, incluso con una estructura de red formada por muchos colaboradores y en diferentes ubicaciones físicas. El saber de la humanidad ya no está centralizado en una biblioteca en Alejandría, ahora esta esparcido y es accesible para todo del mundo mediante la red de redes.
POR OTRA PARTE, EL SEGUNDO FACTOR QUE NOS INDICA QUE ESTAMOS EN UNA NUEVA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL, EL CAMBIO A ENERGÍA ELÉCTRICA RENOVABLE, EFICIENTE, SOSTENIBLE, Y ASEQUIBLE, ES NECESARIO Y OBLIGATORIO.
Es decir, con alarmas por niveles de contaminación altos en las principales ciudades del mundo, creemos que un cambio a este tipo de energía y un abandono de los combustibles fósiles no puede esperar más. Estamos de acuerdo que la energía eléctrica no es la panacea, pero si se basa en alternativas como la eólica, solar, geotérmica, mareomotriz, pila de combustible, puede que el impacto en el medio ambiente se reduzca de forma importante.
Los avances en las baterías recargables de iones de litio, el hidrógeno o pila de combustible, y otras tecnologías de almacenamiento de energía nos permiten empezar a utilizar coches eléctricos e híbridos, que redundarán en ciudades más limpias de polución y ruidos. También estos avances nos permiten crear dispositivos cada vez más increíbles cómo teléfonos inteligentes, automóviles que conducen de forma autónoma, o, que aparcan solos.
La producción de la energía eléctrica también está cambiando, cada vez se descentraliza más su producción, un poco recordando a nuestra red de redes, volviendo al mundo de las ideas. Parece ser que las redes de distribución inteligentes, que los edificios sean capaces de producir su propia energía y compartir el excedente, o, la producción de electricidad o recarga de baterías mediante paneles solares ha llegado para quedarse.
EL TERCER FACTOR, EL DE LA AUTOMATIZACIÓN DE PROCESOS, ROBÓTICA, E, INTELIGENCIA ARTIFICIAL.
Nunca se ha dado en la historia de la humanidad una conjunción de factores tan importantes como ahora, y tampoco que tengan la capacidad de optimizar la productividad de este modo. Este cambio en la productividad está teniendo un impacto inmediato en la forma como entendemos el trabajo. Tal como dice el economista Santiago Niño Becerra, hay una serie de profesiones y oficios que han desaparecido para siempre, y en un futuro inmediato seguirá ocurriendo. Añadiríamos, además, que ese trabajo que realizaban las personas, se ha automatizado, optimizado, robotizado, etc. Las horas totales de trabajo disminuyen hasta mínimos inconcebibles incrementando el tiempo que podremos dedicar a otras labores y menesteres. Los trabajos repetitivos, o, que se puedan automatizar lo harán, y las personas podremos dedicar más tiempo a investigación, formación, diseño y ocio.
Evidentemente hay que adaptar la legislación a la nueva situación, incrementando o creando impuestos específicos para canalizar esa riqueza que producen las máquinas y la automatización de procesos. Esa riqueza es conveniente que llegue de algún modo en forma de prestaciones sociales a todas las personas que trabajan menos horas o se han quedado sin trabajo.
Este aumento de productividad y riqueza también nos debería permitir pagar la deuda pública de una forma más rápida. Si la deuda está entorno al 100% de los bienes y servicios producidos en un año, y tenemos la capacidad de automatizar esa producción en parte y de liberar a las personas de ese tiempo y trabajo, esas personas podrán dedicar su tiempo a crear nuevos negocios, aprender otra profesión, investigar, diseñar, formación, ocio, etc. También el estado y la iniciativa privada pueden canalizar esa riqueza producida de forma automática hacía las personas, mediante la creación de una renta básica, subvencionando la creación de nuevos negocios, la investigación o la formación. Estas personas podrán seguir creando productos y servicios, mediante impresoras en 3D por ejemplo, que incrementarán el producto interior bruto, y evidentemente también podrán aumentar su riqueza y podrán seguir consumiendo.
El cuarto factor, los nuevos descubrimientos y avances en biotecnología, que es la aplicación de la ciencia y la ingeniería para tratamientos de materiales orgánicos e inorgánicos por sistemas biológicos para producir bienes y servicios. Tiene aplicación en importantes áreas industriales, en el sector sanitario para el tratamiento de enfermedades, en la agricultura con el desarrollo de cultivos y alimentos, plásticos biodegradables, aceites vegetales y biocombustibles, en el medioambiente a través del reciclaje, el tratamiento de residuos y la limpieza de sitios contaminados, en la genética para modificar ciertos organismos y plantas. La lista de aplicaciones podría ser casi infinita, lo mismo que sus posibilidades.
En definitiva, nace algo nuevo y lo viejo acaba muriendo, es ley de vida. Creemos que esta tercera revolución industrial, que nos puede llevar a un salto evolutivo, ya ha empezado y conviene que la sigamos de cerca.
Xavi Busquets
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